Entrevistamos a Ana Margarita Martínez Mendoza, representante de México en la Academia para la Gestión de la Gobernanza Global (MGG Academy) de 2018, quién nos comentó sobre la brecha digital de género en México y el mundo.
En las próximas semanas, 23 profesionistas de Brasil, China, Europa, India, Indonesia, México y Sudáfrica viajarán a Bonn en Alemania, donde participarán por los próximos cuatro meses en la Academia para la Gestión de la Gobernanza Global (MGG Academy) que coordina el Instituto Alemán para el Desarrollo (DIE) con el apoyo del Ministerio Federal para la Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania.
Por ello, nos dimos a la tarea de entrevistar a una de las representantes de México que participaron el año pasado, Ana Margarita Martínez Mendoza, para que nos compartiera un poco de su experiencia:
Ana, sabemos que eres Licenciada en Relaciones Internacionales por el Tec de Monterrey y que hiciste una maestría en Innovación, Cambio y Desarrollo en Italia. ¿Puedes contarnos más sobre tu trayectoria profesional?
— Mi trayectoria profesional es una serie de eventos afortunados. Hice mi maestría buscando involucrarme en temas de desarrollo socioeconómico, pero dio un giro cuando me surgió la oportunidad de hacer una estancia en la oficina de representación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Washington, DC. Esta experiencia me ayudó a valorar el peso del Networking, lo cual me fue útil para después trabajar en la oficina de asuntos con el Congreso en la Embajada de México en los Estados Unidos, y posteriormente en el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques, donde trabajé como Subdirectora de Análisis e Investigación para generar insumos sobre política exterior al Senado de la República.
En general, las relaciones internacionales pueden parecernos alguno muy lejando y con poco impacto en nuestro día-a-día. ¿Cómo definirías a la Gobernanza Global y por qué es relevante?
— Vivimos en un mundo tan interconectado que no hay forma de desconectarse y quien quiera hacerlo tendrá que afrontar consecuencias negativas en su desarrollo.
Posiblemente la cooperación internacional tiene ventajas que no se le han sabido comunicar a las personas, por lo que la población puede presentar resistencia a abrirse a otros países, en gran medida porque la interacción entre países ha sido desigual en el pasado, pero ahora nos es imposible y sería muy desafortunado el buscar desconectarnos de la dinámica global.
La Gobernanza Global es indispensable para coexistir ya que promueve la cooperación y el desarrollo como una parte fundamental para que los países aprovechen las relaciones que mantienen entre sí mismos y con otros actores relevantes. Hablando ya no solo de los Estados, sino de las empresas, sociedad civil, academia y todos los sectores que interactúan entre sí. Ahora, la Gobernanza Global es tan esencial para desarrollarnos como país, como lo puede ser para una micro empresa o para un profesionista.
El MGG se promueve a sí mismo como un proceso que fortalece las capacidades de promotores de cambio en países emergentes para incidir en la solución de desafíos globales. ¿Te consideras una promotora de cambio?
— Me considero una persona consiente de la necesidad de promover constantemente el cambio. Las injusticias de nuestra sociedad comienzan a normalizarse al grado que la mayoría de la población se acostumbra a ellas, llegando al punto de ver la pobreza y la desigualdad como algo “normal”. Como mexicana, salgo a la calle y constantemente pienso “esto tiene que cambiar”, y no creo que me pase solamente a mí. Es un gran reto no notar tantas problemáticas que nos aquejan, y más aún, no buscar generar un cambio positivo frente a estas, por más pequeño que sea.
¿Qué te motivó a participar en la MGG Academy?
— Supongo que mis jefes vieron algo en mí porque me propusieron enviar mi postulación al programa. Al principio lo tomé como un paso más para mi desarrollo profesional y, honestamente, accedí a participar sintiendo un poco que debía hacerlo, más que el que quería hacerlo. Y es que en ese momento no estaba consciente de lo bueno que es el programa, creo que ni siquiera la gente que me impulsó a participar lo sabía. No fue sino hasta que estuve en Bonn que me di cuenta de que estaba viviendo una muy buena oportunidad.
El programa tiene además un fuerte componente de liderazgo, con el que se busca que las y los participantes interioricen los conocimientos y habilidades que están adquiriendo. ¿Te consideras una líder?
— Gracias a mi experiencia en Alemania, entendí que existen diversos tipos de liderazgo y pude asumirme como una líder que ejerce un estilo propio desde el trabajo colaborativo. En mi trabajo en el Centro Gilberto Bosques, aporté a los procesos de sistematización del análisis y la investigación. Pero más allá de eso, reconocí que he guiado procesos y he sido parte de proyectos importantes durante mi carrera profesional, que el generar materiales para los tomadores de decisiones también es una forma de orientar el cambio, que el identificar y aprovechar las habilidades del equipo de trabajo es muy importante para el fortalecimiento de las instituciones, así como que asignar tareas afines a las personas según sus preferencias y capacidades genera mejores resultados.
¿Consideras haber cambiado de alguna manera?
— Si, el programa me ayudó a generar más confianza en mis capacidades. Este programa se enfoca en promover la creación de líderes -en todas sus formas- y en promover agentes de cambio a nivel local. Más aún, el ser parte de un grupo de jóvenes que provienen de otros países, otras culturas, religiones y profesiones, pero que a pesar de todas estas diferencias tienen una visión afín al desarrollo, es un ejemplo más de cómo encontrar aliados alrededor del mundo es altamente gratificante.
Interactuar con gente tan diversa culturalmente, pero que tienen propósitos y valores similares a los míos, definitivamente tuvo un impacto muy importante en mi vida. Considero que mis colegas eran igualmente apasionados que yo sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Antes creía que alguien con esas características tendría que venir de algún organismo internacional, pero por ejemplo, durante el MGG conocí a Ingrid Fang del sector privado de Brasil, un ejemplo de alguien sumamente comprometida con la sustentabilidad desde su trabajo hasta en su forma de vivir, y simplemente me cambió la visión.
¿Cuál fue la experiencia más relevante durante tu participación en el MGG?
— El programa de International Futures fue una experiencia muy importante, porque nos permitió pasar un par de semanas en Berlín, la dinámica del grupo se refrescó mucho cuando se integraron diplomáticos de nuestros países con diferentes posicionamientos e ideas. Berlín ofrece eso, diversidad de ideas y eso siempre enriquece.
Podemos imaginar que los grandes desafíos globales lucen muy diferentes para países en vías de desarrollo como México, respecto a cómo deben verse desde la perspectiva de Alemania. ¿Cuáles consideras que son los principales retos globales?
— Creo que uno de los principales retos que enfrentamos como humanidad actualmente es el generar igualdad de oportunidades. Existen grandes brechas entre ricos y pobres, entre mujeres y hombres, entre ciudadanos de países desarrollados y de países en desarrollo. El gran reto del mundo es trabajar para garantizar la igualdad de oportunidades a las generaciones futuras.
Tal y como dice la Agenda 2030, se trata de "NO DEJAR A NADIE ATRÁS". Cualquier brecha que estemos dejando, implica quitarle oportunidades a alguien para que pueda mejorar sus condicione de vida, y eso no es un desarrollo sostenible.
La MGG Academy cuenta con un componente de acción que implica integrar equipos de trabajo multidisciplinarios para desarrollar propuestas de solución a algunas problemáticas identificadas. ¿En qué consistió tu proyecto?
— Mi proyecto se basó en analizar la brecha de género causada por la digitalización. En un inicio el tema se enfocaba en analizar este fenómeno en África, pero a falta de tiempo y recursos decidimos optar por un enfoque más generalizado. Tras varias entrevistas con beneficiarios y actores interesados en el tema, decidimos enfocarnos en analizar qué es lo que necesita una mujer para ser una emprendedora en la época digital. El tema, aunque no es del todo nuevo, no ha sido explorado exitosamente, nos topamos con falta de datos por parte de los gobiernos y empresas, por lo que concluimos en la necesidad de generar herramientas que generen conciencia sobre esta problemática.
¿Cuáles fueron tus mayores logros en esta etapa?
— Personalmente, mi mayor logro fue trabajar de cerca con un equipo multicultural, multidisciplinario, con ideas, procesos, personalidades y estilos de trabajo completamente diferentes a los míos. De esta experiencia aprendí la importancia de tener paciencia, saber comunicarse de manera efectiva y ejercer un liderazgo colaborativo entre iguales. Cuando eres la líder de un proyecto trabajando con seguidores o la jefa de la oficina con un equipo asignado es una cosa, pero saber ser líder con otros líderes es todo un reto.
¿Consideras haber contribuido de alguna manera a su solución durante el MGG?
— Posiblemente o estamos generando soluciones… aún, pero estamos ideando soluciones. Aunque hay un entre pensar y hacer, es importante generar consciencia sobre esta problemática y detonar la discusión. Para mí, el implementar programas para reducir la brecha digital sería ofrecer una puerta de salida a la pobreza, sería un tipo de políticas de desarrollo más progresista, más avanzado y sostenible a largo plazo.
Reducir la brecha digital de género no parece ser un tema que actualmente se discuta en la mesa de los tomadores de decisiones. ¿Por qué consideras importante hablar sobre la brecha digital y su impacto en las mujeres en México?
— México es un país donde las clases sociales y económicas están sumamente marcadas. Tenemos un sector económico y empresarial donde se manejan presupuestos millonarios, por ende, donde existen buenas oportunidades laborales, al mismo tiempo en que tenemos un gran sector de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza. Dicho lo anterior, el sector tecnológico está aquí para quedarse y lo más prudente que puede hacer un gobierno, especialmente siendo vecinos de Estados Unidos donde se han generado muchos de los clústeres tecnológicos más importantes del mundo, es expandir estas oportunidades a sectores de la población que no están integradas al 100% con las oportunidades digitales y tecnológicas, tal como ocurre con las mujeres. Existen varios proyectos importantes en nuestro país que están haciendo frente a esta problemática, pero hace falta buscar más aliados que busquen invertir en el futuro de nuestros jóvenes, y que no dejen al sector tecnológico como uno exclusivo de hombres, si no como un sector incluyente con mexicanas al frente de empresas y proyectos de tecnología.
¿Qué acciones cotidianas puede hacer una persona para incidir en reducir la brecha digital de niñas y jóvenes?
— En primer lugar, pueden platicar y ayudar a hacer consciencia sobre la existencia del problema.
Creo que la tendencia a resolver esta problemática está surgiendo de abajo hacia arriba. Considero que al gobierno federal le está pasando de noche, pese a que tiene un papel muy importante en su atención, está haciendo relativamente poco por incidir.
Por su parte, el sector empresarial empieza a darse cuenta de su existencia y el sector social ya tiene iniciativas para trabajar en ello. Existen departamentos en los gobiernos locales que promueven la innovación y desarrollo con un enfoque de género, las cámaras de emprendedoras tecnológicas también están formando iniciativas tipo Start-Up social, en los que las mujeres en situaciones económicas desventajosas reciben capacitación y son puestas en contacto con empleadores potenciales. Este tipo de proyectos tiene una alta tasa de empleabilidad y de retorno pues, además de actuar como un puente para cruzar la brecha, las mujeres empiezan a pagar la capacitación recibida una vez que son contratadas.
Después de vivir una experiencia tan intensa en Europa, que incluyó viajes de estudio a diferentes ciudades de Alemania, Suiza y Bélgica para sostener diálogos con representantes de alto nivel de la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, la Organización de las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio, entre otros actores globales, debe ser un gran reto estar de regreso en México y tratar de compartir o implementar lo aprendido. ¿Cómo ha sido tu regreso a México?
— El regreso a México ha sido interesante, ya que dejé mi institución previa y estoy buscando enfocarme en temas relacionadas con mi proyecto, el cual es una nueva rama de mi carrera.
Haciendo una evaluación general de tu experiencia. ¿Recomendarías a otras personas a participar en el MGG?
— Si, definitivamente. Para mí fue una grata sorpresa y estoy satisfecha de haber aceptado la oportunidad de ser parte del MGG. No lo buscaba en el momento, porque no tenía un verdadero panorama de lo que realmente es este programa. Estando en Bonn, fui descubriendo las grandes fortalezas que tiene el programa, como el formar parte de una red de líderes globales; pero, sobre todo, oportunidades que como profesional puedes aprovechar durante tu estancia en Alemania.
¿Quiénes crees que están haciendo falta en la Red MGG de México?
— Me parece que hace falta incluir a los gobiernos locales o bien, líderes que estén trabajando fuera de la Ciudad de México. Asimismo, los sectores empresarial y social que son sumamente relevantes para el día a día del país y vendría bien incluirlos más en esta red.
Muchas gracias, Ana, por tu tiempo y disposición. Esperamos que la información que nos compartes le sea de utilidad tanto a futuros participantes, tomadores de decisiones y al público en general.
Para conocer más sobre la Gobernanza Global contamos con el micrositio mgg.vo.org.mx de , en el que encontrarán más información sobre la MGG Academy y la MGG Network. Además, les recomendamos visitar el sitio web del Instituto Alemán para el Desarrollo (DIE).
Cristian Becerra Monroy
Coordinador General
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